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EL CONTRABAJO DE LA TUNA

A finales de los años 80 y principios de los 90, el hecho de que una Tuna pudiese contar entre sus filas con un contrabajista y que éste pudiese tocar el contrabajo en la Tuna era todo un lujo. No todas las tunas contaban con muchos apoyos institucionales ni recibían grandes subvenciones, lo que dificultaba la adquisición de un contrabajo. Ese era el caso de nuestra Tuna, refundada en el año 1986.

Pero el deseo de los fundadores de la Tuna de Derecho de Santiago de Compostela, y los demás miembros que se habían incorporado a ella en aquellos años, era situar a esta Tuna entre las primeras de España, y una de las cuestiones que engrandecían a una Tuna, al menos en el terreno musical, era tener un contrabajo.

Fueron muchos los esfuerzos realizados, muchas actuaciones en bodas de la Tuna, muchas panderetas pasadas, muchos Clavelitos y Tuna Compostelana cantadas, para finalmente poder juntar las 500.000 pesetas (unos 3.000 euros) necesarias para poder comprarlo.

Finalmente, en 1991 se alcanzó la cifra, y un poco más para poder sufragar los gastos del viaje a Checoslovaquia, de donde es nuestro añejo contrabajo. Quién nos iba a decir que dos años más tarde, este gran instrumento pasaría de ser apátrida a convertirse a todo un símbolo de, por aquel entonces, la Tuna más joven de Santiago de Compostela.

A sus espaldas van ya más de 20 años de rondas, certámenes, parches, pasacalles, actuaciones en la plaza del Obradoiro y ensayos. Golpes, lluvias e idas y venidas. Contabajistas y descontrabajistas. Reparaciones. Era hora ya de un lavado de cara y un arreglo profundo.

Llevamos meses ejerciendo de improvisados luthieres. El resultado dirá si deberíamos haberlo jubilado ya o, si por el contrario, merecía esta nueva oportunidad y seguir acompañándonos unos cuantos años más.

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